Luzía Sonríe...

Si las pulgas hablaran, picarían menos.

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Lo que dibujar hace en mí.

El dibujo es mi forma de calmar mis pensamientos, de salir del bucle ansioso improductivo, es mi pasión y profesion. Dibujar para mí es como meditar.

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Aquello que permite a mi mente asentarse en la tierra y que deja volar libre a mi alma. Eso es para mí el arte del dibujo.

Es donde encuentro el refugio necesario para acallar el ruido en mi cabeza. Cuando dibujo, pienso mejor, vivo mejor, me siento mejor. Echo raíces y me siento completa, presente, segura. Es la forma de quererme y expresarme, de canalizar todas las partes de la vida y aprender a gestionar lo que venga.

El dibujo es esfuerzo, es constancia, es error y acierto. Es disfrute y crecimiento. Mi pasión y mi ser. Mi profesión cuando me dejan.

Cuando necesito tomar distancia de algo, dibujo. Cuando me siento feliz, dibujo con ganas, desde la inspiración. Cuando me siento triste, busco el abrazo del dibujo sin expectativas, sin objetivos ni valoraciones. Solo como forma de meditar y estar en calma.

Todos tenemos momentos de bloqueo, de ansiedad y estrés. Ahí mi dibujo deja de tener un carácter de aprendizaje, de búsqueda de mi estilo para convertirse en una forma de liberar lo que me oprime, de expresar lo que no sé decir con palabras. Y aún cuando la sensación es de inseguridad ante un papel, se inutilidad completa con un lápiz en la mano, solo tengo que dejarme llevar y reconectar conmigo misma.

Nada es tan efectivo para mí que fundirme con un papel, sin juicios, sin miedos.

Los retratos sin encaje son, para mí, una forma de meditar. Concentrar la mente y la vista para encajar sin líneas de lápiz, para tratar de acercarte al parecido de la referencia todo lo que puedas, asumiendo el error como algo natural y saboreando el final. No sabes qué saldrá, simplemente te dejas llevar, disfrutando de cada pincelada, adaptándote al papel, a sus caprichos, a la aparición de mi hija y su mancha roja al fondo, fluyendo como la pintura.

Experimentar sobre una hoja en blanco, lanzarte a algo que sabes no te dejara satisfecho en cuanto a resultado, pero da igual, si lo hará el aprendizaje. En el dibujo, como en la vida, lo que se disfruta es el camino que se recorre desde la presencia.