Me gustan los genes, me gusta el color. Este libro se va directo a la estantería de favoritos.
Un libro visualmente atractivo acompañado de una lectura no menos interesante que nos acerca de una manera muy amena los detalles de la genética de la pigmentación en toda su amplitud, poniendo de manifiesto la relevancia que unas pocas mutaciones en el genoma pueden tener para el desarrollo de la vida de una persona, algo que el autor nos invita a reflexionar desde el prefacio. Y es la capacidad tan sutil con la que nos lleva a la reflexión en cada capítulo lo que más destacaría, porque a mí me ha calado muy profundo.
Abarca de una forma sencilla el albinismo, el vitíligo, la edición genética y hasta los patrones de pigmentación rayados de las cebras u otros temas realmente curiosos relacionados con los “genes de colores”.
Si la cultura y el conocimiento se extendieran con tanta afinidad como lo hizo un virus, tendríamos un buen caldo de cultivo para el desarrollo de la inteligencia humana y el entendimiento de que todos, sin importar el color de nuestra piel, pelo, ojos… estamos hechos y compuestos por los mismos elementos. Somos materia pigmentada por la expresión de un conjunto de variaciones genéticas que tras esta lectura valoro y comprendo de una manera muy especial.